PYCASSO,
Preguntas frecuentes
La lucha contra el cambio climático nos obliga a reducir considerablemente las emisiones humanas de CO2. Entre esas emisiones, se encuentran las emisiones de la actividad industrial que representan alrededor del 20% de las emisiones globales para el territorio francés.
Las emisiones industriales tienen la ventaja de ser concentradas y canalizadas. En las chimeneas de evacuación de las plantas podemos encontrar importantes flujos de gas con importantes concentraciones de CO2, desde un 15% hasta un 90% de CO2.
Es posible separar el CO2 del gas (principalmente nitrógeno pero también un poco de oxígeno e impurezas). Este CO2 concentrado puede así utilizarse para usos alimentarios (enriquecimiento del aire de los invernaderos, industria alimentaria), para la fabricación de productos químicos o productos energéticos (a menudo en relación con el hidrógeno).
Para el CO2 capturado que no se puede valorizar, la única solución para evitar que quede en la atmósfera es almacenarlo en el subsuelo.
CCUS es así parte del tríptico (reducir, valorizar, almacenar) que permitirá mantener una actividad industrial mientras se lucha contra el calentamiento global.
CCUS incluye tres grandes pasos.
1. Captura
la separación del CO2 de los demás gases generados en las grandes instalaciones de procesos industriales, como centrales eléctricas, acerías, cementeras, refinerías, etc.
2. Transporte
una vez separado, el CO2 se comprime y transporta (por tuberías, pero también se puede hacer por barco, tren o camión) hacia un sitio para ser reutilizado o almacenado geológicamente.
3a. Aprovechamiento
el CO2 se puede valorizar mediante su reutilización directa o mediante la síntesis de moléculas de interés por diferentes procesos, ya sean químicos o biológicos. Así, también podemos producir metano, metanol, urea, materiales para la industria de la construcción…
3b. Almacenamiento
el CO2 no valorizado se inyecta en formaciones rocosas subterráneas a 1 km de profundidad o más.
Durante décadas y décadas, los científicos del GIEC han demostrado claramente que la actividad humana está provocando un aumento del CO2 en la atmósfera y, por tanto, un cambio extremo y rápido del clima. Después de largas conversaciones, los gobiernos reunidos en la COP han firmado el Acuerdo de París (COP 21) con fuertes compromisos para reducir las emisiones de CO2.
La mayoría de los industriales, así como numerosos colectivos, se comprometieron a avanzar hacia la neutralidad en carbono desde ahora hasta 2050, o incluso antes. La descarbonización de toda nuestra actividad, representa un desafío, tanto en los cambios de comportamiento, como en las tecnologías utilizadas.
Para permitir una transición social e industrialmente aceptable, tenemos que encontrar soluciones de “amortiguación”. CCUS, particularmente su parte de almacenamiento geológico, es una forma de amortiguar el choque que representa una transición a una actividad completamente descarbonizada.
Para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, algunas organizaciones, como la Agencia Internacional de Energía (IEA), el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), así como ADEME en Francia, incluyeron CCUS en su estrategia global.
En Europa ya se han puesto en marcha varios proyectos CCUS para luchar contra las emisiones industriales, descarbonizar la producción de hidrógeno y transportar CO2 para su almacenamiento.
Hay más información disponible sobre los proyectos CCUS europeos en el sitio web de la IEA, en el Instituto Global CCS o en los sitios web de la Red CCUS, de los que forma parte PYCASSO.
Un programa de tal magnitud requiere un esfuerzo conjunto para superar los numerosos desafíos. El programa PYCASSO es una colaboración entre numerosas partes interesadas, entre ellas 12 forman parte del Comité Directivo: ArcelorMittal, BRGM, Communauté d’Agglomération de Pau Béarn Pyrénées, CTP, Geostock, IFPEN, Lafarge, Repsol, Schlumberger, Sofresid, Teréga y UPPA. El objetivo es contribuir a la transición energética mediante la reducción de las emisiones de CO2 generadas por las industrias del Suroeste de Francia y del Norte de España.
Lacq-Meillon fue elegido por su patrimonio geológico. Grandes yacimientos con altas capacidades de almacenamiento permiten vislumbrar el futuro: están ubicados a 4 500 m de profundidad. Esos reservorios permitieron al territorio explotar su gas durante décadas. Ahora agotados, esos reservorios son particularmente seguros porque ya han contenido grandes volúmenes de gas, inicialmente compuestos de metano (CH4: 75%), sulfuro de hidrógeno (H2S: 15%) y dióxido de carbono (CO2: 10%) a un nivel muy alto presión y eso durante millones de años. Esas capacidades naturales y la bajísima presión actual, son condiciones ideales para contemplar el aprovechamiento de esta formación geológica para almacenar y reinyectar gas nuevamente.
Además, numerosos actores del territorio, que exploraron y explotaron este subsuelo durante décadas, cuentan ahora con las capacidades técnicas para llevar a cabo el almacenamiento con éxito. Participarán así, como todo el tejido socioeconómico local, en la remodelación industrial de la plataforma SEVESO 2 en torno a la química del CO2 y el H2.
El programa tiene previsto transportar alrededor de 1 millón de toneladas de CO2 al año para 2030, con un aumento significativo hasta los 3 millones de toneladas al año en los años siguientes. Una parte de este CO2 se reutilizará y valorizará mientras que el resto se almacenará.