Décarbonation de l’industrie : les étapes vers la neutralité carbone

Contexto energético:

la industria es fundamental para el reto del cambio climático

El reto del cambio climático y los objetivos que deben alcanzarse

La lucha contra el calentamiento global es la principal preocupación. El fenómeno constituye una amenaza medioambiental de enorme magnitud y decisiva para el futuro de nuestro planeta. Principal causa de este problema mundial: el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, provocado sobre todo por las actividades humanas (deforestación, prácticas agrícolas intensivas, combustión de energías fósiles, etc.).

La drástica reducción de estas emisiones, compuestas en un 80 % por CO2, es la piedra angular de las aspiraciones climáticas establecidas por la Unión Europea. El compromiso es el siguiente: reducir este porcentaje al 55 % (con relación a 1990) para 2030, y al 90 % de aquí a 2040 para, por último, alcanzar una neutralidad de carbono total en 2050.

En este contexto medioambiental, la ley Energía-Clima registró el proyecto a escala nacional y la Estrategia nacional baja en carbono (SNBC) define las trayectorias que deben seguirse para reducir las emisiones de GEI y la huella de carbono de Francia. Para alcanzar estos objetivos, una parte importante del trabajo se centra en la descarbonización del sector industrial.

La necesidad del compromiso del sector industrial

El carácter decisivo de los compromisos adquiridos en la reducción de las emisiones de GEI es especialmente pronunciado en el sector secundario. Por sí solas, la construcción y la industria generan el 23 % de la producción de gases de efecto invernadero del país.

Un reto medioambiental evidente

La descarbonización de las grandes industrias francesas es un reto sumamente importante, ya que su éxito es crucial para alcanzar los objetivos climáticos establecidos por la Unión Europea. La fabricación de materiales (cemento, cal, etc.) y las empresas metalúrgicas, químicas y agroalimentarias son los principales destinatarios de esta iniciativa medioambiental y representan el 85 % de las emisiones de GEI del sector industrial

La industria produce cada año millones de toneladas de carbono, lo que obliga a adoptar unas medidas de tratamientos a gran escala. Para actuar en pro del clima y seguir siendo competitiva, la industria debe descarbonizarse.

El objetivo pretendido es reducir las emisiones industriales en un 35 % con relación a 2015 de aquí a 2030, y posteriormente, en un 81 % de aquí a 2050, mediante la eliminación:

  • Del CO2 fósil, liberado por la combustión de materias procedentes del subsuelo (gas, petróleo, carbón);
  • Del CO2 biogénico, que resulta de la combustión de materias orgánicas (madera, etc.) o de la fermentación (metanización);
  • Del CO2 residual de emisiones incompresibles, que subsiste incluso después de haber realizado todas las acciones de sobriedad, de eficiencia energética y de integración de energías renovables.

Un impulsor económico decisivo para salvaguardar la industria

El impacto económico es otro aspecto sustancial de la política de descarbonización. Sin una transición en profundidad del sector, la evolución del sistema de intercambio de las cuotas de emisión (SEQE-UE) podría dar lugar a una deslocalización de las industrias. Este procedimiento de regulación contempla la reducción de la cantidad de gases de efecto invernadero dispersada en la atmósfera por las instalaciones industriales, la aviación y las compañías marítimas mediante un aumento considerable del precio de coste de las emisiones de CO2.

A partir de 2026, se eliminarán gradualmente las cuotas anuales gratuitas de emisiones de CO2 y las industrias dejarán de tenerlas definitivamente en 2034. El principio de que “quien contamina paga” se endurece y el precio de compra de dichas cuotas podría suponer una carga desmesurada para los agentes económicos afectados, lo que podría afectar directamente a su rentabilidad y viabilidad. Los créditos de carbono, convertidos en una mercancía en toda regla, se negociarán en el mercado y, sin lugar a dudas, su valor fluctuará exponencialmente por ser la demanda muy superior a la oferta.

La descarbonización es un importante reto de la transición energética de nuestra industria, tanto para salvaguardar los puestos de trabajo de un sector económico estratégico como para mantener la competitividad de nuestro territorio en el panorama internacional. Las soluciones de la cadena CCUS responden perfectamente a este problema.